Contexto Estatal

 

 

Características de la población

De acuerdo con los resultados definitivos del segundo conteo de población y vivienda 2005, en Chiapas residen un total de 4 millones 293 mil 459 personas, de las cuales 50.9% son mujeres y 49.1% son hombres. La población de la entidad crece a una tasa media anual del 1.6%.

El perfil educativo de la población de la entidad indica que en el año 2000, el porcentaje de la población de 15 años y más que contaba con educación media superior y superior era de 15.9% y para 2005, se incrementó al 20.0%. En relación a las características educativas de la población, se tiene que la asistencia de la población de 6 a 14 años a la educación básica se incrementó de 83.5 a 89.9% de 2000 a 2005.

En el 2005, 957 mil 255 personas eran hablantes de alguna lengua indígena, es decir, uno de cada cuatro chiapanecos. Asimismo el 24.9% de la población indígena no habla español.

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Composición étnica

En el territorio chiapaneco se distinguen tres grupos originales: mixes-zoques, mayas y chiapa; los que han dado lugar a la gran diversidad étnica y cultural de la entidad.

Según resultados del último censo de población, el 13.5% del total de la población indígena del país se encuentra en Chiapas. Así alrededor de una cuarta parte de la población del estado puede considerarse como indígena. De ellos, predominan los tsotsiles, tseltales, choles, zoques, tojolabales, mames, mochós (mochoes), cakchiqueles, lacandones, chujes, kanjobales, y jacaltecos.

Los grupos indígenas de mayor importancia, en función del número de integrantes y manifestaciones culturales, son los tseltales y los tsotsiles. Sin embargo, aunque de número reducido, los lacandones son de gran importancia por su origen y representatividad histórica.

Del total de la población indígena, sólo 36.5% habla exclusivamente su lengua materna, el 61.2% habla además el español. Los pueblos indios se localizan principalmente en las regiones Centro, Altos, Norte y Selva. En los municipios que ha continuación se enlistan, el predominio es contundente, con más del 50% del total de su población.

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Migración

La migración es una forma de solución que la gente ha encontrado a la problemática económica de las comunidades, que genera un flujo de recursos, actividad comercial y de transporte, establece relaciones y procesos nuevos, nuevas formas de vivir, lenguajes, enfermedades como el VIH y muertes. Los jóvenes entran en una dinámica nueva de abandono de su cultura y adquisición de formas diferentes de comportamiento, pierden el vínculo con la comunidad y se produce un cambio en las estructuras comunitarias.

La recesión económica en Estados Unidos ha provocado que disminuya la migración chiapaneca hacia el país vecino en busca de trabajo. Las remesas de dólares a Chiapas han disminuido; según datos del Banco de México, en 2006 ingresaron al estado 807.6 millones de dólares, mientras que en 2007 bajó a 709.9 millones de dólares y este último dato se mantuvo hasta los primeros 3 meses del 2008. Por ello, la situación de la población se precariza.

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El control de la tierra y de los recursos naturales

En el plano económico, Chiapas es importante porque ofrece posibilidades de ampliar diversos circuitos económicos de alta rentabilidad para las empresas transnacionales

El propósito de la reorganización territorial que se vive actualmente en el estado consiste en el control sobre recursos prioritarios: biodiversidad, agua, producción energética, extracción de minerales -vitales para la industria armamentística-, incautación de territorios extensos para el monocultivo y la agroindustria, extracción de petróleo y, por último, explotación de la fuerza de trabajo de las y los pobladores.

Uno de los principales planes con mayor impacto en Chiapas del ya mencionado Proyecto Mesoamérica es el proyecto de “Ciudades Rurales Sustentables”. Para el sistema capitalista es muy importante que los territorios a explotar estén despejados y que la población que viva en ellos sea desplazada a una especie de núcleos de concentración urbanos. Las Ciudades Rurales son estos centros a donde los pueblos son reubicados quedando sin la posibilidad de tomar decisiones sobre el destino de su tierra, totalmente dependientes del modelo económico y con un modo de vida campesino-indígena seriamente fracturado. Miles de personas allí aglutinadas han perdido la capacidad de producir sus propios alimentos al no contar con el espacio ni los medios apropiados.

El territorio chiapaneco también representa, además, una oportunidad para el despegue de la inversión privada, la ampliación de vínculos y redes que extiendan su campo de acción, así como la consolidación del bloque comercial de América del Norte con Estados Unidos a la cabeza. Geopolíticamente representa también un territorio trascendental para el control de Centroamérica; es clave para la consolidación política de la Seguridad Nacional estadounidense, tanto en términos de control de flujos migratorios, como en la lucha contra el tráfico de drogas

Militarización, paramilitarización y guerra en Chiapas

Derivado del conflicto armado tras el levantamiento zapatista (1994), en el estado y particularmente en regiones indígenas, aún se encuentran establecidos campamentos militares dentro de ejidos, comunidades agrarias y núcleos urbanos.

Asimismo, la actual guerra versus el narco solo es la rúbrica de lo que según los manuales del Departamento de Defensa de Estados Unidos llaman la estrategia de Guerra Irregular bajo la lógica de la “Estabilización- Reconstrucción”, aplicada en estados fallidos, y ahora,en México. Este proceso bélico contrainsurgente tiene un frente interno que plantea varios impactos sobre el territorio: plantea labores policiaco-preventivas a manos del Ejército, planes económicos extractivos, plantea un mayor control de población, plantea el reforzamiento de las fronteras y también la adecuación de leyes con el objeto de tener mayor control sobre la jurisdicción territorial de las zonas estratégicas con recursos prioritarios. 

El acelerado incremento de fuerzas militares, policíacas y paramilitares, el uso arbitrario del sistema penal y de justicia, la implementación de programas de gobierno que generan dependencia económica de la población, así como la obstaculización y persecución a organizaciones de Derechos Humanos  son factores que desmienten la campaña lanzada desde los gobiernos federal y estatal para disipar y encubrir la guerra que se vive en el Estado.

Destacamos sucesos derivados de estos fenómenos como los acaecidos en la Zona Norte (asesinatos de catequistas, masacre de pobladores por parte del grupo paramilitar "Paz y Justicia" y desplazamiento forzado de habitantes de comunidades indígenas choles y tzeltales), la masacre de Acteal (Diciembre 1997) y desplazamiento de población tzotzil de San Pedro Polhó.


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Las alternativas

Dado el panorama de muerte y destrucción que el capitalismo ofrece a la población, está quedando cada vez más claro que es necesario crear un sistema diferente al capitalista. En ese sentido, es importante considerar que la situación actual también la constituyen un sinnúmero de procesos de resistencia, protesta, movilización, denuncias, información alternativa, capacidad organizativa y rebeldías que se unen a procesos reivindicativos y constructores de alternativas.

La presencia en Chiapas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), así como la presencia de los Municipios Autónomos Zapatistas (MAREZ) y de otros movimientos de resistencia que luchan por la libre determinación, provocan un complejo freno a la consolidación de una imagen de progreso y legitimación de un discurso que promueve ventajas y beneficios de la fase global capitalista.

En el futuro está el modelo neoliberal y la capacidad de resistencia de las comunidades. En este marco, la propuesta que hace el EZLN a la gente que lucha abajo y a la izquierda en La Sexta Declaración de la Selva Lacandona promueve la construcción de una fuerza social para actuar autónomamente, con otra forma de hacer política, con modelos alternativos, equitativos, justos, con ética para luchar por la vida y contra la muerte que promete el poder del capital. 

Chiapas tiene una tradición de rebeldía que data de cientos de años, y una cosmovisión comunitaria que tiene firmes raíces. Las relaciones comunitarias se construyen fuera de la lógica del clientelismo, la corrupción, el autoritarismo, el racismo y la violencia.

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